Todas las lenguas poseen expresiones fijas, “fosilizadas”, compuestas por dos o más palabras, cuyo significado no es nunca el literal sino otro que el uso y la tradición han impuesto; por ejemplo “sacar los trapitos al sol” alude a hacer públicos los problemas o la conducta dudosa de alguien y no a exponer las prendas viejas o los repasadores a los rayos del sol.
La tradición castellana es riquísima en este tipo de frases conocidas como locuciones; las hay que aluden al dinero, al campo, al turf, a la viveza criolla, al sexo, al alimento y, por supuesto, a la religión. La mayoría de las expresiones reflejan una cosmovisión católica apostólica romana puesto que el pueblo español, cuna de nuestro idioma, e Hispanoamérica son mayoritariamente católicos. ¿Ponemos ejemplos concretos de uso cotidiano? A continuación van solo algunos:
“Andar con el Jesús en la boca”: Andar sobresaltado, muy preocupado por algo que puede ocurrir. Recuerda a las mujeres que se persignaban y exclamaban ¡Jesús! ante cada sobresalto a modo de conjuro.
“¡A llorar a la Iglesia!”: Expresión con que se envía a alguien a quejarse a otro lado o con otra persona. Puesto que en la iglesia desahoga el hombre sus penas y busca consuelo.
“Cuando Dios andaba en el mundo”: Alude a épocas pasadas que han sido mejores o que se ven como tal. Como todos recordamos, antes del pecado de Adán y Eva, Dios andaba por el mundo, el Paraíso terrenal, y se paseaba entre sus árboles y frutos; era, sin duda, un tiempo idílico.
“Quedar para vestir santos”: Quedarse, una mujer, soltera, sin marido. Sin duda, esto alude a la realidad de otros siglos, donde la mujer tenía dos destinos: el matrimonio o el convento. Quien no entraba a monja ni conseguía esposo quedaba, entonces, para ayudar en las tareas de la Iglesia, entre ellas, la de vestir las imágenes de los santos que eran mayormente de madera y llevaban distintos vestidos y trajes según la ocasión y las festividades.
“Ser un echehomo”: Estar maltrecho, muy herido, lleno de moretones o cubierto de llagas. Esta expresión es de algunas décadas atrás y ha caído en desuso; sin embargo, es interesante saber que viene directamente del latín “ecce homo”, que traducido al español es “he aquí el hombre” en alusión a las palabras pronunciadas por el procurador Poncio Pilatos cuando presenta a Jesús, atado, flagelado y coronado de espinas, ante la multitud enardecida.
“Ser un pan de Dios”: Se dice de la persona muy buena, generosa y carente de malicia. Tan carente de malicia que estar con él es como alimentarse del mismísimo Dios.
Pero no todo es mero cristianismo… También hallamos esta frase que es del dominio de todos:
“Mostrar la hilacha”: Dejar alguien entrever, involuntariamente, algún aspecto negativo de su propia persona. Las mencionadas “hilachas” aluden a los flecos del “talit”, el manto tradicional de oración de los judíos quienes, tras su expulsión formal de España, debían ocultar su origen y esconder sus tradiciones pues corrían el riesgo de ser encarcelados y ejecutados. Algunos, sin embargo, olvidaban cubrir los flecos que, al sobresalir, delataban su origen considerado negativo o indeseable por los cristianos.
¿Se les ocurren más locuciones? Porque en la próxima entrega hablaremos de “la mano de Dios” que, siento decepcionarlos, no tiene su origen en el glorioso gol que Diego hizo a los ingleses.